Esta tarta que os presento la hice hace unos días para una reunión de amigos en una asociación cultural de la que soy miembro. Se va acercando el final del curso y nos reunimos para celebrar el buen tiempo que no llega.
Nos reuníamos en el campo, esperando un bonito día de mayo. Pero se nos presentó un domingo ventoso, que amenazaba con dejarnos empapados. A pesar de todo resistimos los embates del viento y el frío inesperado. Todos demostramos nuestras habilidades culinarias: ensaladas, tortillas, empanadas... ¡Y hasta pan casero! Compartimos nuestras cocinas, nuestras experiencias, y nos abrigamos mutuamente con unos vasos de vino y algunos juegos y canciones.
Yo tenía aparcada esta receta desde hacía algunos meses. Tenía muchas ganas de probarla y estaba esperando la mejor ocasión. Así que me puse manos a la obra y la hice lo mejor posible.
Un bizcocho de chocolate intenso, aromatizado con café, y bañado en vino y ron. A prueba de paladares valientes dispuestos a dejarse sorprender por nuevos sabores.
Una tarta jugosa e intensa. Cubierta de nata montada y unas virutas de chocolate amargo.
Fue muy celebrada y aplaudida por todos, hasta por los niños que la probaron, aunque yo pensaba que no iba a ser una tarta apta para sus paladares...
Siento no haber hecho ninguna foto de la tarta cortada... Espero que en otra ocasión pueda hacerle alguna.
Es una tarta fresca que se colará en muchas celebraciones.
